En el Centro Histórico de San Salvador se instalan las estatuas vivientes. Una de ellas, es Idalia Laínez que personifica a la trabajadora del campo, una mujer que rige su vida a base de esfuerzos para educar a sus hijos y convertirlos en verdaderos soportes de la sociedad.
Idalia Lainez luce un traje dorado, en su hombro izquierdo carga un bebé que lo pasea donde quiera que vaya. No lo suelta porque es una mujer trabajadora del campo y vaya donde vaya, ahí lo lleva consigo.
Tampoco deja a su perro, su tecomate en la cabeza, su delantal. Esa mujer ante las condiciones económicas, siempre se las ingenia para salir adelante, llena de valores que procura que el sustento diario nunca falte en la casa y que su hijo crezca fuerte y sano.
En realidad, Idalia personifica a esa mujer luchadora y lo hace a través de una estatua que tiene vida y que todos los viernes a partir de las 3 de la tarde se coloca en el Centro Histórico de San Salvador.
Considera que ejercer ese papel en el rol de estatua viviente tiene por finalidad reconocer el papel de la familia en la sociedad.
“Sabemos que la familia es la base de todo. Venimos de una madre en tiempos de guerra, de la migración y todo eso y que es una madre trabajadora que cría a sus hijos y aún así salimos adelante”, expresa.
El arte la trae en las venas
Para Idalia el arte la trae en las venas como muchos artistas que se ganan la vida no importando las condiciones a los que se enfrentan a diario.
Si bien en el arte escénico se desempeña como estatua viviente desde hace ocho años, sostiene que ya son 12 años ejerciendo como artista.
Su talento la ha llevado a participar en eventos nacionales y otros internacionales realizados en Guatemala y Honduras.
Dice que la idea de especializarse en el arte comenzó desde pequeña al estudiar teatro y empezar a desarrollarse como maestra de danza hebrea.
Curso sus estudios en el Teatro de Cámaras “Roque Dalton” realizando su primera presentación de arte escénico en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) donde tuvieron la iniciativa de crear las figuras de estatuas vivientes y traerlas al Centro Histórico de San Salvador en 2009.
Para incursionar en esta especialidad, explica, es una tarea difícil que requiere técnicas corporales, disciplina, práctica y entrega.
Además, según detalla, el estatuismo es complicado porque más allá de necesitar técnicas corporales internas también se vuelve necesario en la elaboración y portación del traje.
“Trabajar los trajes a veces es complicado, no es fácil como parece. Las técnicas tampoco, no es solo de venir, ponerme el traje y ahí voy, hay un trabajo interno, muy personal y externo”, agrega.
Para contratación de eventos puede contactarla en la pagina de facebook como Idalia Estatuismo y al teléfono 6150-4923
El Guardian de la Iglesia
Melvin Mendoza lleva cuatro años personificando a San Miguel Arcángel, el guardián de la iglesia.
San Miguel Arcángel, es el encargado de balancear las almas cuando van al cielo.
Es el líder del ejército de ángeles comandados por Dios, según las religiones abrahámicas.
Además, es venerado por las iglesias católicas, la ortodoxa, copta y anglicana e islam.
Melvin quiso rendir tributo a ese personaje como estatua viviente. Se viste como arcángel, de blanco, con imponentes alas, alto, y vestido largo.
Para asumir ese papel no le resulta fácil pues requiere disciplina y ejercer un adecuado soporte del aire, respiración y mucha quietud para permanecer con la vista intacta.
A los ojos de las personas es un ser que permanece intacto, sin respiración y la mirada fija y perdida. Él subraya que el reto es hacer creer a la gente que lo que ve no es lo que representan en realidad.
El artista lleva cuatro años en este oficio, aunque lo conoce desde hace siete años.
“Mucha gente lo ve bien, pero otros como vagancia, nosotros respetamos la opinión de la mayoría”, agrega
