Los Velásquez con la mirada mirada puesta en la venta de atol shuco

Los Velásquez con la mirada mirada puesta en la venta de atol shuco

En una zona abandonada por la urbanidad asoma un pequeño negocio de atol shuco, un joven creyó en él y ahora lo ocupa como un medio para ganarse la vida

Jasiel Veláquez, y siete integrantes de una familia se instalaron sobre la calle El Guaje, en la intersección de Ciudad Delgado y Soyapango para emprender con la venta de shuco, una bebida caliente típica milenaria compuesta de masa de maíz fermentado, agua, sal y alguashte.

Seguramente los mayas, lencas y pipiles fueron quienes inventaron este producto agregándole frijoles para una mejor sazón.

Los Velásquez habían experimentado con diferentes opciones y en distintos lugares pero sin obtener los resultados esperados. 

Querían algo concreto, cerca de donde habitan y sobre todo que les diera al menos un poco de rentabilidad. Y hasta que lo lograron. 

Decidieron crear una pequeña estructura de lámina galvanizada, con sus respectivas mesas y sillas de madera para degustar.

El negocio se ubica en un pequeño espacio rústico con ambiente natural en el que no camina mucha gente pero quienes llegan lo hacen con sus vehículos o motocicletas.

Fue la abuela de todos que les sugirió elaborar el atol convencida que les gustaría a la personas. 

La señora no se equivocó pues según el joven en el negocio no les va nada mal. 

Por la mañana, cuenta Jasiel, preparan panes con pollo, chorizo, plátanos, frijoles y atol de maíz tostado. 

«A la gente le gusta el atol, es una bebida típica que casi no se vende aquí (en las zonas urbanas), se venden en los pueblos», expresa. 

Y agrega que «la gente se estacionan en sus vehículos, compran su shuco y se van».

Expresa que hay ocasiones en que el cliente llega al lugar desde lejos para realizar una compra de $10 dólares.

La bebida típica se prepara en casa, con un día de antelación y luego se distribuye en vasos desechables con sus respectivos pan francés como es la tradición.

Para Jasiel, con el correr del tiempo han logrando hacerse de sus clientes y a ello se van sumando otros.

Es por la calidad del producto y la atención que se les da a las personas que hacen una parada en el lugar para comprar y degustar este producto, según destaca.

El impacto de la pandemia

Al inicio como en su mayoría tuvieron que abrirse campo y las cosas no pintaban nada muy bien, especialmente porque resintieron el impacto de la pandemia. 

Jaciel se quedó sin trabajo donde se desempeñaba como diseñador en una venta de rótulos pero la pandemia por el COVID-19 no fue buena consejera. 

Se quedó sin empleo y aprovechó para “emprender” como él mismo dice.

Se turna con los demás demás familiares aunque generalmente se le ve en la tarde en el puesto de venta.

No se queja del negocio, al contrario lo ve como un buen recurso para seguir creciendo y ganarse el sustento diario.

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