Alfa Karina Arrué: “Soñemos en grande”

Alfa Karina Arrué: “Soñemos en grande”

Un reconocimiento económico recibió Alfa Karina Arrué, la primera salvadoreña en conquistar el monte Everest, ubicada en Nepal, de la República Popular China.

La montañista Alfa Karina Arrué no para de sonreír, no importa quien le dirija la mirada pero ella es feliz. 

Se le nota en su blanco rostro y asiente cualquier pregunta que ronda a su persona cuando de escalar se trata. 

Sentada en primera fila para recibir una cálida recepción por el presidente del Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES El Salvador) y luego un reconocimiento económico por su triunfo en el Everest al llegar a la Cima, la también alpinista dirige su rostro por todos lados destilando felicidad. 

No es para menos, tuvo que superar el primer intento fallido aunque nunca lo vio así. 

Lo tomó como una buena experiencia hasta que el 15 de abril llegó el tan ansiado día al colocar la bandera en el pico de la montaña.

Al acceder a su cuenta de twitter se puede entender las dificultades que sorteó en el camino empezando con los 30 grados bajo cero por un mes hasta los constantes retos para poder avanzar. 

Lo de Alfa Karina parece un teatro de sueños y de constantes luchas. 

“Soñemos en grande”, sostiene mientras dirige unas palabras llenas de optimismo y de pleno convencimiento que sólo así se pueden alcanzar las metas.

Tuvieron que pasar cinco años para  conquistar el Everest. 

“Fue un camino muy largo, esta es una preparación de 7 años para tener las  condiciones físicas y mentales”, comenta.

Llegar a la cúspide ha implicado riesgos mortales para quienes lo han intentado.

Un esfuerzo lleno de riesgos 

Que el monte tenga 8,884 metros de altitud sobre el nivel del mar y un pico suena altamente atractivo para los montañistas. 

Sin embargo, no todos alcanzan su anhelado deseo pues algunos han tenido que regresar y otros de dejar sus vidas en el camino. 

La mayoría de las muertes se han originado poe avalanchas, lesiones por caída o colapso de hielo, hipotermia o problemas de salud relacionados con las condiciones de la montaña.

Desde 1953 hasta el año 2020, más de 300 personas han muerto tratando de escalarlo y cada año, excepto el de la pandemia, siempre hay muchos aficionados queriendo conquistarlo.  

En la historia quedó aquella catástrofe bautizada como la Gran Tragedia, en la que perdieron la vida ocho alpinistas entre el 10 y el 11 de mayo de 1996, aunque otros de mayor y menor gravedad también forma parte de estos recuerdos imborrables, en los que ya aparece la figura de la salvadoreña Arrué con un final feliz.

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