El Salvador ya cuenta con un artista que promueve el Caliche, la jerga salvadoreña que con el paso del tiempo tiende a desaparecer. Oscar Ramírez, quiere rescatar esa esencia y asegura que sus iniciativas van con paso firme.
Oriundo de San Pedro Masahuat, Oscar Wilfredo Ramírez tuvo hace seis años la brillante idea de recrear una parte de la cultura salvadoreña con la invención del artista “Calicho Calichón”.
“Esta figura surge por una necesidad de rescatar lo nuestro a través de un personaje cultural turístico popular que nace y vive experiencias con su amado pueblo El Salvador”, sostiene.
Dice que el caliche representa al acervo cultural salvadoreño, que viene de generación a generación y que agoniza con el paso del tiempo, por lo que considera importante rescatarlo.
Ver a “Caliche Calichón” es identificar al típico salvadoreño en una fiesta, en una actividad de campo con la presencia de cientos o miles de asistentes.
Llega con un sombrero, ropas holgadas y sandalias, y hace eco al subir al escenario del vocablo salvadoreño: coloquial, sarcástico y de doble sentido hasta en muchas ocasiones.
Así ha logrado presidir fiestas patronales en distintos municipios y expandir esta figura artística hasta Estados Unidos donde poco a poco cobra mayor notoriedad.
Ahora se considera un producto nostálgico salvadoreño y tras ser tomado en cuenta para eventos en el país del norte prepara show en vivo para el deleite de los compatriotas.
En el país, asegura haber participado en la feria Pueblos Vivos 2017 como embajador turístico en representación de la Región de los Nonualcos, ubicada en el departamento de La Paz.
Durante ese evento, lanzó una canción bajo su autoría obteniendo los primeros lugares en un concurso de música popular. De este evento, sostiene, nació también la figura de “Embajador del Calicho”.
Con el devenir del tiempo, el artista ha logrado ampliar el número de canciones, cuenta con una línea de productos autóctonos y con una empresa de eventos y consultorías.
Oscar además se desempeña como guía turístico y es conocido en este rubro como “El Patechucho” en alusión a aquella persona que dedica su tiempo al ocio y la vagancia, aunque también se suele llamar así a una persona que sabe mucho gracias a haber forjado una vida llena de vagancia.
Pero “Calicho Calichón” lo toma como un halago y lo asume por esa figura coloquial que identifica a la persona salvadoreña de antaño que anda de acá y para allá en busca de muchas experiencias en el camino.
Está próximo a lanzar su libro “Calicho Calichón, un salvadoreño cachimbón” y prevé viajar nuevamente en septiembre en Los Ángeles, Estados Unidos, en un viaje apoyado por el consulado y organizaciones de salvadoreños.
“Calicho Calichón”, ya tiene su propio diccionario
Pasó ocho años recopilando las palabras que identificaran al caló salvadoreño. Algunas ya las tenía en mente y son parte del hablar cotidiano.
Sabía que tomarse un vacil significaba ir de fiesta o tomar las cosas en broma, y que un cipote identificaba a un joven o adolescente o que a la gente le resulta mejor escuchar decir un chunche que un producto.
Y fue sumando otras palabras, visitando pueblos para ampliar el léxico del Caliche.
Un día decidió visitar el departamento de La Unión y pidió una charamusca, pero su sorpresa mayor fue que la gente desconocía ese nombre y que a la misma bolsita de hielo con sabor a fruta le decían topogigio.
Optó entonces por visitar más lugares y unir aquellas que coincidían hasta convertir las palabras en la verdadera jerga del salvadoreño.
Ahora, “Caliche Calichón” contabiliza más de 200 palabras que están contempladas en diccionario del caliche salvadoreño, que actualmente se encuentra elaborando.
El diccionario del Caliche Salvadoreño está de la “A” a la Z” y en los últimos meses su autor recopiló 600 palabras más para incluirlas en el libro.
Lo mágico del libro, subraya, es que contempla las expresiones de nuestros ancentros pero también los incorporados por las surgidas en la época moderna.
Hola mipaisitosv me encantó este reportaje pues cuando yo crecí en los setenta si usábamos mucho caliche y hasta la fecha de ahora si nos juntamos salvadoreños de esa época lo seguimos usando.