El Día de la Calabiuza, una fiesta para honrar a los santos difuntos

El Día de la Calabiuza, una fiesta para honrar a los santos difuntos

Cada uno de noviembre la Siguanaba, el Cipitío, el Cura sin Cabeza y la carreta chillona  recorren las principales calles del municipio de Tonacatepeque, al norte de San Salvador, y llenan de terror y alegría a locales y visitantes que disfrutan de sus gracias mientras degustan del ayote en miel. Es la fiesta de la calabiuza, una tradición propia de ese municipio.

La carreta chillona recorre las calles arrastrando sus peculiares cadenas y llena de escalofriantes calaveras. Tras ella, La Llorona suplica por sus hijos y la siguanaba con sus escandalosas carcajadas sacude sus extensas tetas y acosa a los hombres que la miran asustados.

Esa es la escena típica cada noche del 1 de noviembre en Tonacatepeque, niños y jóvenes del municipio ataviados con terroríficos y divertidos disfraces salen a las calles para desfilar y jugar a asustar a lugareños y turistas que inundan el municipio, la noche previa al Día de los Fieles Difuntos.

Además del desfile, el municipio se inunda de un exquisito aroma a miel. En las casas de muchos residentes, enormes ollas con delicioso ayote en miel esperan a los visitantes para regalarles este típico platillo salvadoreño.

Los habitantes aclaran que no se trata de un “Hallowen” al estilo estadounidense, sino de una tradición propia del municipio y con más de ochenta años de realizarse, que busca atraer turistas y dar a conocer la riqueza cultural de nuestra tierra, ya que los disfraces son por regla, personajes propios de El Salvador.

Niños y jóvenes salen a pedir ayote en miel —platillo típico salvadoreño— casa por casa, con las vestimentas representativas de los personajes de la mitología de El Salvador, cantando el estribillo: “Ángeles somos y del cielo venimos pidiendo ayote para nuestro camino mino mino”.

“Desde hace muchos años nuestros abuelos nos contaron que salían niños y niñas a pedir ayote en miel un día antes del día de Difuntos. Salían de las pequeñas casitas de bahareque donde no había energía eléctrica, era un caserío muy pequeño, abundaba la  producción de ayote y la  jícama y la gente era muy unida”, rememora René Estrada, nativo de Tocacatepeque.

La pedida de ayote ha tenido varios cambios con los años,  antes en las casitas las familias que repartían ayote colocaban un farolito en la entrada como distintivo, hoy es el aroma a la miel cocida en fogones, el mejor anuncio.

Tradición en riesgo de perderse

En los años 80, la época del conflicto armado que vivió El Salvador,  el municipio se vio sitiado por las balaceras y los padres tenían miedo que los niños salieran a pedir el ayote y los confundieran como miembros de la guerrilla o el Ejército y les disparan, contó René.

“Los hermanos Antonio y Luis Girón, residentes en el municipio, acompañados de otros amigos como Equileo y Will Fuentes, le agregaron el pito y el tambor a los desfiles e improvisaron antorchas que portaron ellos,  acompañando a los niños para que desfilaran con seguridad”, explicó el lugareño.

Sin embargo, en los momentos más duros de la guerra, la tradición se paró por varios años. A inicios de los noventa, tres  jóvenes de la radio Tonacatepeque antes  Radio Mercado, entre ellos el mismo René, y sus amigos Pedro Funes y Juan Estrada, junto al director de la Casa de la Cultura de Tonacapeque decidieron relanzar la tradicción y le pusieron Día de la Calabiuza, que proviene de calabaza o ayote.

En la primera fiesta recolectaron regalos y muchos ayotes para regalar y premiaron por primera vez a los grupos que hicieron la mejor carreta de cada barrio y también al mejor disfraz de la Sigunaba , el Cipitio y el Cura sin cabeza, concurso que sigue manteniéndose.

“Decidimos retomar esta tradición para que la gente de afuera nos conociera por cosas buenas y de nuestra cultura. Mucha gente viene y se divierte y se ayuda a que la gente del municipio gane con sus ventas”, contó el joven.

Este año y debido a la pandemia, la alcaldía del municipio, que ahora lidera la celebración, ya anunció que no se realizará desfile, solo se colocarán tres carretas con algunos personajes, en puntos estratégicos del municipio para regalar ayote a lugareños y visitantes, respetando el distanciamiento físico y las medidas de bioseguridad.

Fotos cortesía de René Estrada y retomadas de redes.

Un comentario en «El Día de la Calabiuza, una fiesta para honrar a los santos difuntos»

  1. Que tradición más bonita, ojalá que no se pierda. Me hizo recordar los tiempos de mi niñez mi papá me contaba lo del cura sin cabeza me decía que el lo llegó a ver cuando era niño y recuerdo que esa noche casi no dormimos mis hermanos y yo pues teníamos mucho miedo, recuerdos lindos ❤️

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