Carlos López Mendoza, de lustrabotas a Hijo Meritísimo

Carlos López Mendoza, de lustrabotas a Hijo Meritísimo

A sus 81 años don “Carlitos” como es conocido cariñosamente por todos los salvadoreños, no pierde su alegría y su espíritu de servicio.

Don Carlos es una persona peculiar. Si usted se lo encuentra en la calle y lo saluda, él le responderá de una forma amable y con una sonrisa.

Gracias a su  presencia en los medios de comunicación, como vocero de Cruz Roja, don Carlitos se ha convertido en una figura admirada por el pueblo salvadoreño.

Sin embargo, atrás de este popular personaje se encuentra una historia de pobreza, esfuerzo y dedicación por salir adelante con sus hijas y vencer el vicio del alcohol.

A pesar de los sufrimientos y sacrificios en sus años de juventud, la vida lo ha recompensado en la actualidad gracias a su espíritu de servicio desinteresado en beneficio de los salvadoreños.

Papá soltero

Fue a la edad de 26 años, cuando se convierte en padre por primera vez y dos años después nace su segunda hija. Sin embargo, la felicidad de tener un hogar le duró tan solo dos años, ya que su esposa se marchó dejándolo a cargo de sus dos retoños.

Don Carlos se convirtió en padre y madre, y esa decepción le llevó a tomar bebidas embriagantes, vicio que lo obligó a deambular por las calles capitalinas.

Don Carlitos ha recibido múltiples reconocimientos en su más de 40 años de servicio.

Obligado por la necesidad de conseguir un trabajo para mantener a sus hijos fue aprendiz de relojero, carpintero y sastre.

Además, probó suerte en el comercio informal y se dedicó a vender periódicos, billetes de lotería, dulces y a lustrar zapatos, oficio que le permitió conocer a varios artistas famosos de la época.

Pedro Infante, Antonio Aguilar, Tin Tan,  Lon Chaney y Víctor Manuel Mendoza, recibieron lustre en sus zapatos por parte de don Carlitos, quien con mucho sacrificio logró sacar adelante a sus hijas y dejar el vicio del alcohol.

Su llegada a la Cruz Roja

Sus inicios en la Cruz Roja, se remontan al año de 1974, cuando vio un anuncio en el periódico en el que se solicitaban socorristas para la institución humanitaria.

A partir de entonces empezó a escribir una historia que ha durado 46 años de servicio en los que ha prestado sus servicios en momentos difíciles para el país como huracanes, la guerra civil, terremotos, accidentes, inundaciones, deslaves y como vocero de la institución.

En el año 2001, gracias a su trayectoria profesional, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo nombró Embajador de los Voluntarios de El Salvador de las Naciones Unidas.

“Don Carlitos”, fue declarado en 2016  Hijo meritísimo de El Salvador por la Asamblea Legislativa, por su labor humanística en el país.

El eterno vocero de la Cruz Roja, a sus 81 años de edad y  a pesar de sus reconocimientos no olvida sus orígenes humildes en los que desempeñó múltiples oficios para mantener a sus hijas.

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