Una iniciativa municipal ha motivado a varias mujeres a reactivar sus negocios y mejorar los ingresos que recibían antes de la pandemia.
El fenómeno ha golpeado las economías de muchos pequeños negocios que aún enfrentan problemas para salir adelante.
Wendy Ramos, es una comerciante residente en Nejapa. Antes de la crisis provocada por la pandemia, sus ingresos dependían de la venta de dulces artesanales.
Con el tiempo fue incorporando otros productos que le servían para el sustento diario.
Como muchos comerciantes del municipio le tocó enfrentar una situación económica difícil. Su negocio quebró de un tajo. Primero por que no podían salir y segundo porque ella y su familia se contagiaron de coronavirus.
“El negocio prácticamente quebró, no podíamos salir”. Sostiene. “yo aprendí a hacer dulces artesanales y ganábamos unos centavos, cuando nos enfermamos fue horrible”, relata. Wendy vive en una zona rústica del municipio, ubicado a 21 kilómetros de San Salvador.
Wendy es parte de las 51 mujeres emprendedoras del municipio que se han visto beneficiadas por la municipalidad con la creación de nuevos proyectos.
Ahora, dejará de vender dulces pero se dedicará a la venta de pan aunque asegura que también hace tamales y otros alimentos típicos.
“Hoy vendo en la casa, nos enseñaron talleres de panadería, a implementar lo que hemos aprendido para que nos permita sostener el hogar”, asegura.
Ella recibió un horno como herramienta de trabajo. “Con mi horno me va a abundar el trabajo, lo que tenemos que hacer es echarle ganas, eso nos ayudará a todos, incluso ya tengo quien me va a suministrar harina”, agrega.
Marina: “Uno se viene abajo cuando depende de un negocio”
Marina Landaverde pertenece a una familia de comerciantes en Nejapa. Ella se dedica a la venta de tamales y tortillas aunque por la crisis económica dejada por la pandemia y las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, dejaron de trabajar.
También los demás miembros de su familia al perder sus empleos unos por enfermarse de coronavirus y otros por los problemas económicos de las empresas donde laboraban.
“A todos nos ha ido mal, uno se viene abajo cuando depende de un negocio”, señala. Aparte, agrega, todos los integrantes de la familia estuvieron contagiados de Covid-19.
“Mi persona estuvo grave, mi papá también y sobrevivió a los 95 años”, sostiene. Marina al igual que muchos tenían miedo de contagiarse. Cuando estuvieron infectados por el virus, los clientes ya no llegaron por temor a adquirir el coronavirus.
Cada día, agrega, recibían de $30 a $40 diarios y ahora sus ingresos no pasan de $5, indica. Cuando se enteró del proyecto de la alcaldía de ayudar a las mujeres emprendedoras inmediatamente aplicó para ser beneficiaria.
Ahora, dice que está optimista de volver a recuperar su negocio. “Lo vamos a lograr, confío en Dios que vamos a recuperar la clientela y vamos hacer lo que antes hacíamos, incluso mejor”, indica.
