Es tiempo de atoladas

Es tiempo de atoladas

Entre los meses de julio a agosto las milpas del campo muestran sus mejores mazorcas y la cosecha de este grano ancestral está lista para ser recolectada.

Por Ricardo Guevara

Las milpas que han sido cultivadas con mucho cuidado y dedicación por los campesinos,  y atrás han quedado las preocupaciones por la falta de lluvia o el exceso de humedad en la tierra, ya que el sembradío se encuentra en su punto para elaborar las tradicionales atoladas, acompañadas de los tamales y elotes salcochados.

Esta costumbre inicio desde la época prehispánica y ha sobrevivido de generación en generación a través de los años. 

En la zona rural es común que muchos salvadoreños se reúnan entre amigos y familia para disfrutar de las deliciosas atoladas.

 “Desde la época prehispánica se ha consumido maíz. Antes se producían unas mazorcas delgadas y pequeñas, a las cuales se les llamó teocinte; estas fueron modificadas poco a poco, hasta llegar al tamaño que ahora conocemos”, explicó la antropóloga Ninel Pleitez.

Existen diferentes tipos de maíz, pero el más utilizado para las atoladas es el de granos de color blanco; sin embargo, existen variedades tales como el maíz negrito, el amarillo,  el maravilla y el tizate, entre otros.

Este innovador grano se ha constituido en la base de la dieta de los salvadoreños y muchos aprovechan esta temporada, cuando el invierno está en su plenitud, para realizar atoladas y festivales de invierno y celebrar la cosecha y abundancia del cultivo.

Desde el Popol Vuh hasta nuestros tiempos

Según cuenta el Popol Vuh, el grano de maíz fue muy importante para nuestros antepasados, ya que jugó un papel muy importante para la creación de los primeros hombres en la Tierra. 

Luego de varias creaciones fallidas, con barro y madera, fue gracias a la incorporación de mazorcas blancas y amarillas que crearon a los primeros cuatro hombres en la Tierra: Balam Quitzé, Balam Acab, Manucutah e Iqui Balam.

Estos granos de la naturaleza, ha servido de alimentación a diferentes culturales a través de los años, y en nuestros tiempos la cosecha del maíz se ha convertido en un evento gastronómico que es esperado con ansias por muchas personas. 

En el campo los primeros elotes tiernos son escogidos para comerlos en atol, tamal o asados.  

Luego inicia el ritual de las atoladas cuando niños, mujeres y hombres, desde las primeras horas de la madrugada empiezan a desgranar el maíz para luego ir al molino. 

Se prepara la masa y la mezcla para lo que se convertirá en el atol y los tamales. Mientras otras personas ayudan en mantener el fuego de los peroles en su punto.

Al poner el atole a cocinar se debe tener mucho cuidado en mover la mezcla sin parar para que no se “corte”, dicen las abuelas, quienes además afirman que debe cocinarse a fuego lento. Los elotes sancochados tiernitos, tampoco pueden faltar en este delicioso banquete.

Mientras otras mujeres envuelven en tuzas (hojas de elote) la otra mezcla de maíz que se convertirá en tamales, algunos los rellenan con frijoles y otros los prefieren dulces, todo depende de los gustos de los comensales. 

En otro perol se ponen a cocinar y solo es cuestión de tiempo para que el atol, los tamales y los elotes estén listos para disfrutar en compañía de amigos y familiares de las tradicionales atoladas que se celebran en varios puntos de nuestro país.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *