¿Quién no recuerda a don Ciro González? Un salvadoreño emprendedor que pasaba sus días sentado en los asientos de cuero rojo del Ford Thunderbird descapotado en el que había instalado la caja registradora de su negocio, ubicado en el corazón de la capital salvadoreña.
No importa lo que buscaba, desde discos de vinil, casetes, diskettes, walkman, contómetros o audífonos, siempre encontraba lo que buscaba en Discoalmac+en, un negocio fundado por don Ciro González en 1975.
Durante la década de los años 70, 80 y 90, era uno de los pocos almacenes que tenía los más modernos accesorios en productos electrónicos y en el que podía encontrar casi todo lo que se buscaba.
Uno de los atractivos principales del negocio, era su peculiar caja registradora, en la que casi siempre se mantenía cobrando don Ciro, quien luego de un viaje al exterior, copió la idea de un negocio en el que utilizaban un automóvil para cobrar a los clientes.
El modelo que más le gustó para cumplir su objetivo, fue un Ford Thunderbird color rojo con asientos de cuero, descapotable y del año 1964. Unos meses después replicó la idea en su negocio y se convirtió en el único almacén que tenía un auto clásico como caja registradora en todo San Salvador.
Ubicado en el edificio Gadala María, entre la 1a. Calle Poniente y 4ta. Avenida Norte, el almacén siempre sobrevivió a múltiples problemas, desde los años difíciles de la guerra, los terremotos, el cobro de las extorsiones por las pandillas y la invasión de ventas ambulantes en el centro capitalino.
Sin embargo, lo que no pudo vencer fue a la crisis económica generada por la pandemia del Covid-19, ya que el negocio resintió la falta de clientes durante el tiempo de confinamiento.
El fin de los años maravillosos
Luego de varios meses de tener periodos de altibajos en las ventas, el domingo pasado, el recorrido del “pájaro del trueno” llego a su final en Discoalmacén.
El negocio cerró y en horas de la mañana, bajo la mirada de los vendedores de la zona y un grupo de curiosos, fue retirado por una grúa el emblemático automóvil que durante décadas sirvió como símbolo de la pujanza y tenacidad de este empresario salvadoreño.
Tras el cierre del reconocido local comercial, una de las estampas que fue comentada por los testigos, fue la de don Ciro, quien con lágrimas en su rostro contemplaba el fin de sus sueños y de una era con el retiro del Tunderbird.
Las imágenes de este emotivo suceso fueron compartidas a través de las redes sociales y casi de inmediato se volvieron virales, en los comentarios muchos compatriotas lamentaban que otro de los pocos negocios emblemáticos del Centro Histórico capitalino cerraba sus puertas para siempre.
Video cortesía de Francisco Campos @franciscoc290
Fotos de Chachachá @Chachachasv y Reminders
