Una herencia de aromas y esencias naturales

Una herencia de aromas y esencias naturales

Bárbara es una salvadoreña que dejó a un lado la carrera de leyes para continuar con el legado de su madre, un negocio de cosmética natural . Hace cuatro años se hizo cargo de ese emprendimiento y ahora ofrece más de 150 productos elaborados con plantas, semillas y flores.

Aceites esenciales de menta romero, lavanda, rosas, macadamia y argán entre otros, cremas corporales, desodorantes y una extensa variedad de productos naturales son parte de la oferta de Yo Soy Manos a la Obra, un negocio ubicado en una exclusiva colonia de la capital salvadoreña.

Lo dirige Bárbara Rossell, una abogada salvadoreña que dejó a un lado las leyes para continuar con el legado de su madre, también apasionada de la cosmética natural y quien había iniciado el emprendimiento años atrás.


Bárbara asegura que ella ayudaba a doña Yolanda – también abogada -en el negocio pero cuando ella falleció hace cuatro, decidió que no podía abandonar lo que su mamá con tanto esfuerzo había levantado y no solo renunció a su empleo como abogada sino que además le echó todas las ganas a la herencia de aromas y esencias que su madre le dejó y la hizo crecer.

Comenzó con la elaboración de aceites, tal como le había enseñado su madre, luego introdujo jabones, cremas, desodorantes y más.


Bárbara dice que no planea ejercer de nuevo como abogada porque ya no se ve trás un escritorio  aunque reconoce que ser emprendedora no es fácil y requiere una mezcla de cuatro ingredientes. “El primer ingrediente se llama Dios, el segundo fe, el tercero creer en uno mismo y en lo que hace y finalmente divertirse, disfrutar lo que hace”. 

Bárbara mantiene dos líneas de productos, la cosmética (cremas corporales, champús, aceites esenciales, leches limpiadoras, aguas micelares, tónicos, serum, entre otros) y la línea de limpieza para el hogar. 

La mayoría son elaborados con ingredientes naturales cultivados por ella en su propia casa, por ejemplo la menta, el romero, la cúrcuma, el jengibre y otros. Además de cultivarlos, Bárbara los procesa, los empaca y por supuesto los vende. 


La producción es desde cero, ella destila o macera los aceites esenciales. Hoy con la pandemia sacó uno de sus productos estrella, el aceite rasa o Buen Samaritano, fabricado con aceite de jojoba, romero, eucalipto, romero, clavo de olor, y lavanda.

“Según la historia en la época de la gripe española ese aceite protegió a muchos del virus, y se coloca en la planta de los pies, las piernas y otras partes del cuerpo y tiene muchos beneficios”, explicó.

“Yo Soy Manos a la Obra”  tiene siete puntos donde se distribuye las dos líneas de productos, además Bárbara tiene un local en San Salvador.


Por ahora no está en sus planes exportar porque considera que hay muchas trabas para lograrlo, pero si anhela seguir innovando y creciendo y siente un enorme orgullo cuando compatriotas que visitan El Salvador ya son clientes fieles de sus productos.

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