Mauro Lara el violinista que se gana la vida en la calle

Mauro Lara el violinista que se gana la vida en la calle

Hijo de una hondureña y de un salvadoreño, a Mauro Lara le gusta el arte. Por eso toca el violín, el instrumento que lo ha llevado a ganarse la vida en la calle, aunque poco a poco va ganando más clientes que lo empujan a seguir adelante.

Mauro Lara es un joven de 29 años que lleva ya 9 años ganándose la vida tocando el violín, aunque este instrumento aprendió a utilizarlo desde chico.

Apenas estaba en primaria en Honduras cuando ya iba a la escuela de música para aprender de este arte.

Ya en la adolescencia, ingresó al Conservatorio Nacional de Música Francisco Díaz Zelaya donde sus maestros le entregaron los instrumentos para que practicara esta especialidad. 

El artista también fue un mochilero que le permitió viajar a países como Argentina, Chile, Perú, Colombia y Ecuador y toda Centroamérica.

Y fue precisamente en Argentina donde estudió en una universidad composición musical, formación que le permitió profesionalizarse en el uso del violín.

En este país tuvo que ganarse la vida lavando platos en un trabajo que él considera “pesado y mal pagado”.

Una vez un amigo de la universidad le convenció para que tocara en un tren y al ver que le dio resultados positivos renunció al trabajo anterior para dedicarse de lleno “al violín”.

Esto sucedió hace nueve años y desde entonces no se ha detenido.

Mauro tuvo que regresar a Centroamérica tras dejar el país suramericano y en el 2020 arribó a El Salvador procedente de Guatemala para visitar a su padre, Glenn Muñoz.

No era su intención quedarse, pero los momentos más críticos de la pandemia le impidió seguir viajando.

Con la reapertura, tuvo que salir junto a su padre para formar una alianza artística. Glenn toca la guitarra y Mauro el violín. 

“No tenia pensado regesar acá, pero pasó lo de la pandemia, Venía de Guatemala, vine aca y me quedé”, explica.

Ahora cada vez que su padre, un profesor de la Universidad de El Salvador, sale de vacaciones o llega diciembre hacen presentaciones según los compromisos que adquieran.

Caso contrario, el artista pasa su tiempo tocando en las afueras de algunos centros comerciales y Centro Histórico de San Salvador.

En algunos casos también preside eventos especiales según las solicitudes que le hagan las personas.

Dice que el gusto por este arte lo hereda de sus padres. Su madre, Karla Lara se dedica de lleno al canto en Honduras.

“Me considero una persona que le gusta vivir tranquilo. Me gustan las cosas sencillas, me gusta caminar, disfrutar lo natural, ver los arbolitos, me gusta tocar y me llena de lo que recibo de la persona y el efecto que provoca la música”.

mauro lara, violinista

Mauro viaja todos los días con su perra Ajpú a quien rescató de la calle. Fue dejada abandonada en la colonia La Minerva, en San Salvador.

Tuvo que hacer uso de unos ahorros para desparasitarla y curarla en salud. Cuando se le pregunta si tiene familia propia dice que solamente Ajpú, quien recibe muestras de cariño de las personas.

Cualquier solicitud para presentación en eventos especiales puede llamarle o escribirle al número 6985-7512

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