Aracely Rivera, 40 años como comerciante ambulante

Aracely Rivera, 40 años como comerciante ambulante

Aracely Rivera es una comerciante de 66 años, a una edad en la que muchas mujeres están jubiladas. Ella sigue trabajando y lo hace con mucho esfuerzo. Cada día acude a su negocio de ropa y sandalias para obtener los ingresos que le permitan su sustento diario.

“Buenas tardes” le dice a doña Aracely una amiga suya. “Buenas tardes, niña Roxana”, responde, mientras sentada en su negocio espera recoger unos centavos.

Ella vende ropa y sandalias en la calle Delgado, en los suburbios del centro de San Salvador y lo hace desde el 2001 después del primer terremoto de ese año, el 13 de enero.

Antes tuvo un improvisado puesto en las afueras del excine Metro donde dice haber criado a sus tres hijos.

Los metía en una cajita y luego en un “corralito” que compró con los ingresos de las ventas.


Ya grandes, también los involucraba en el trabajo que ella ejercía con la venta informal.

Ahora, la mayor, de 44 años, es licenciada en administración de empresas; el segundo de 39 años, es ingeniero en sistemas y el tercero fue a la universidad pero no terminó.

Doña Aracely ha trabajado 40 años vendiendo en las calles del centro capitalino, un trabajo que le ha dejado satisfacciones en su familia aunque cuando empezó tuvo que enfrentar grandes dificultades.

“Era una vida bastante complicada, lo más duro son las intemperies, nos tocaba aguantar el sol, el agua, correr por las autoridades”, relata.

Para entonces sus ingresos los obtenía con la venta de punteras y calcetines.
Dice que no hubiera vendido fuera del hogar sino es por la necesidad que enfrentaba.

“Tenía una hija de 4 años y no hallaba cómo mantenerla, me vi en la necesidad que ver qué hacía. Empecé a ver en qué me involucraba, andaba con cosas en la mano vendiendo punteras y calcetines aunque he vendido empanadas, he venido panes”, relata con orgullo.

Su inclinación a esta ocupación lo hereda de su madre quien tuvo que criar a sus nueve hijos vendiendo empanadas.

Doña Aracely dice que ella junto a sus 8 hermanos desde muy pequeños también tenían que ayudarle con el trabajo a su madre.

Asegura que la mayor parte de su vida ha sido vendedora ambulante y ha caminado mucho, en ocasiones llegaba hasta el mercado Central. Con “mi ventecita en la mano caminaba, no tenía el puesto que tengo ahora”, señala.

En el puesto actual “vendo ropa y sandalias”, subraya. A sus 66 años espera concretar un sueño que ha buscado por muchos años: jubilarse en un puesto digno.

Y lo desea en un mercado donde pueda tener la comodidad de no estar transportando, sacando y entrando su mercadería en un espacio reducido ni caminando varios metros para poder ir al baño. Hay promesas de ubicarla, pero hasta ahora nadie le ha cumplido.

Un comentario en «Aracely Rivera, 40 años como comerciante ambulante»

  1. Mujer valiente,una madre soltera que cría tres hijos sola y dos de ellos profesionales es digno de aplaudir, espero Doña Aracely que pueda encontrar ese puesto que desea tener y asi cumplir su sueño.

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