Ana María, “La Abuelita” que vive de la venta de canastos artesanales

Ana María, “La Abuelita” que vive de la venta de canastos artesanales

Todos los días se le ve en el Centro Histórico de San Salvador con sus canastos artesanales elaborados con material plástico. No importa que el sol queme, o que llueva, Ana María siempre llega a tiempo a las 9 de la mañana para colocarse en la entrada de una cafetería. Con el aval del propietario de este negocio, la nonagenaria se instala y coloca el producto para ganarse el sustento diario.

Ana María Raymundo, tiene 92 años y la edad parece no pasarle factura para trabajar “honradamente “, como ella misma dice.

“En mi vida jamás he robado, pero ni siquiera un tomate”, expresa mientras toma una toalla para limpiarse de sudor producto del sol que envuelve el Centro Histórico de San Salvador.

Justamente ahí, frente al Teatro Nacional en el Café “Los Fulanos” coloca su improvisada venta de canastos artesanales a base de plásticos para ganarse el sustento diario.

Doña Ana llega a las 9 de la mañana todos los días sin excepción. Y al responder si descansa el domingo dice que no, que ese día, al contrario, es donde más se vende, aunque aclara que con este “trabajito gracias a Dios ha tenido lo básico para vivir”.

Hace diez años todavía vendía cosas de carga, pero después al ver que ya no podía cargar productos con mayor peso por la edad, emprendió el comercio de canastos desde medianos hasta pequeños tamaños.

Asegura que siempre gana “unos centavos”, pero agrega que también ha tenido que llegar a la casa con las manos vacías.

“Yo me siento feliz, varia gente anda pidiendo. A mí me gusta trabajar, no me gusta quedarme en casa porque me voy a enfermar, por eso me gusta vender y ganarme la comidita honradamente”.

Ana María Raymundo

Sostiene que de salud se siente bien, pero lamenta no poder cargar como antes. Aparte, la vista le falla y quisiera tener 25 años menos para lavar.

“La Abuelita” como le gusta que le digan vive en San Pedro Perulapán, en Cuscatlán, y desde ese municipio toma el transporte desde las 6 de la mañana para San Martín y luego sale con dirección al Centro Histórico de San Salvador para colocar su venta.  

Procura estar a las 9 de la mañana en el negocio y retirarse del lugar a las 4 de la tarde dependiendo del comportamiento de las ventas.

Toda una vida dedicada a las ventas

Madre de ocho hijos, la nonagenaria nació en el municipio de Ilopango en julio de 1930 en época del General Maximiliano Hernández Martínez.

A este expresidente, sostiene, lo conoció cuando solía trasladarse en un vehículo verde militar con vidrios oscuros sobre la Carretera Troncal del Norte. “Lo alcancé a ver, era alto, moreno y andaba en su carrito verde”, relata.

Y su inclinación por las ventas nació de su familia. “Yo venía desde Prusia (Soyapango) con mi abuelita a la Garita (Ciudad Delgado) a vender gallina, pollo, tunco, guineos….Nos íbamos en carreteras que iluminaban las calles porque no había luz”, recuerda.

Para entonces, añade, su padre trabajaba de corralero cuidando vacas y su madre hacía tamales y pupusas para vender.

Doña Ana María empezó a trabajar a los nueve años en la International Railways of Central América (IRCA), hoy conocida como FENADESAL con la venta de alimentos para los trabajadores.

Luego se fue a realizar trabajos de oficios domésticos en familias con mayores recursos domésticos donde recibía 50 colones al mes que le permitían llevar sustento a su hogar.

De sus hijos, añade, cuatro ya fallecieron y de los que actualmente están vivos, solo recibe ayuda de una.

Actualmente, vive con uno de sus nietos, quien está pendiente de su alimentación cuando llega a casa.

Un comentario en «Ana María, “La Abuelita” que vive de la venta de canastos artesanales»

  1. Que historia más bella, recordé a mi abuela que también vendía de todo un poquito, esa generación fuerte y honrada que ya no quedan muchos, es una historia que toca el corazón ❤️, adelante mipaisitosv con historias tan lindas cómo está.

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